Un cambio radical a un centro de estética que se había quedado obsoleto tanto funcionalmente como estéticamente. La clienta quería un espacio que transmitiese la naturalidad de los tratamientos que se suelen realizar en el centro. Para ello planteamos un ambiente lleno de colores claros con toques en negro (en homenaje a ese estilo oriental que tan bien encaja con la linea de negocio). Los materiales naturales, pinos y bambús sin tratar y ratanes blancos que nos evocan tradición y artesanía. La guinda del proyecto el papel de plumas en tonos rosa viejo y gris. Ha sido el elemento que ha armonizado todo lo demás y ha aportado el toque de feminidad.